Descripción: Este no es un proyecto más. “Es el proyecto”. Todo un trabajo de reforma y decoración en un edificio histórico de Getxo.
La vivienda, de casi 200 metros cuadrados incluyendo las tres terrazas, ocupa toda la primera planta del edificio y se presenta a cuatro vientos, por lo que disfruta de luz natural en todas las estancias a cualquier hora del día. Además, presume de unas vistas privilegiadas al mar, frente a un puerto deportivo, en un exclusivo paseo de una zona residencial.
Para la rehabilitación de este edificio se tuvo en cuenta que se trata de un edificio protegido, ya no solo a efectos de fachadas y cubierta, sino también de la distribución interior y la disposición de los elementos comunes.
Objetivo: Mantener el encanto señorial y clásico del edificio combinado con un diseño moderno y actual que cumple con todos los criterios passivhaus.
Claves: Pese a las limitaciones establecidas por la protección patrimonial, la interiorista consiguió implementar todas las peticiones de los clientes en forma de muchos armarios, una iluminación técnica muy estudiada, estancias espaciosas y una estética elegante. El color lo aplica, sobre todo, haciendo “un guiño al azul por encima de cualquier otro”, visible en el papel de la cocina y el pasillo, en el mobiliario de la terraza, en el armario del hall y en algunos detalles del salón.
En la vivienda se prescinde de luminarias suspendidas, apostando más por decorativas de pie y de sobremesa, de líneas muy actuales que contrarrestan el estilo clásico predominante, muy marcado por el uso de las molduras y el suelo de madera en forma de espiga que tanto le gusta a la autora del proyecto. Otro sello de su estudio de interiorismo es el uso del papel, con motivos muy diversos, que ensalza la personalidad que se le ha querido dar a cada estancia.
El piso se distribuye en una sola planta de techos altos y mucha luz natural. Muy acorde con el porte del edificio, se eligió un pavimento de madera de nogal en una disposición de espiga que le da un toque clásico y elegante a toda la vivienda. Para las paredes, la interiorista se decantó por un tono piedra muy sutil que resulta el marco idóneo en cualquier estancia, así como el uso de molduras y papeles con mucha personalidad.
El resultado: La sabia combinación de una estética clásica muy elegante con obras de arte y elementos actuales. La rehabilitación del edificio, aunque datado de 1918, ha incluido sistemas domóticos y de aerotermia, dando vida a un proyecto residencial con mucho carácter pero, a la vez, muy confortable en todos los sentidos.
Fotógrafo: David Montero
Estilista: Cristina Rodríguez Goitia